Parmigianino: su legado en el museo del prado

Contenido
  1. La etapa romana de Parmigianino
  2. El regreso a Parma y sus obras finales
  3. El legado de Parmigianino en el Museo del Prado

Parmigianino, cuyo nombre real era Girolamo Francesco Maria Mazzola, fue un destacado pintor, dibujante y grabador italiano del siglo XVI. Nació en Parma en 1503 y falleció en Casalmaggiore en 1540. Su talento artístico se manifestó desde muy joven, y a los dieciséis años ya había pintado su primer cuadro de altar, titulado bautismo de cristo.

La influencia inicial en el estilo de Parmigianino fue la del famoso pintor italiano Correggio. Sin embargo, pronto desarrolló su propio estilo único, caracterizado por la elegancia y el alargamiento de las figuras humanas. Su genialidad y precocidad fueron reconocidas rápidamente, y a los veinte años ya era aclamado como la reencarnación de Rafael.

La etapa romana de Parmigianino

En 1524, Parmigianino se trasladó a Roma, donde tuvo la oportunidad de obsequiar al papa Clemente VII con tres de sus obras más destacadas: la sagrada familia con un ángel, circuncisión y autorretrato en un espejo convexo. Estas pinturas demostraron su dominio técnico y su capacidad para capturar la belleza y la expresión en sus retratos.

Además de sus retratos, Parmigianino también se dedicó a la creación de diseños para grabados y experimentó con diferentes técnicas, como el aguafuerte. Durante su estancia en Roma, recibió el encargo de pintar al fresco las paredes de la Sala de los Pontífices del Vaticano, aunque esta obra nunca llegó a realizarse.

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El regreso a Parma y sus obras finales

Después del saqueo de Roma en 1527, Parmigianino se refugió en Bolonia, donde continuó trabajando en la creación de cuadros de altar, retratos y pinturas religiosas de menor formato. Durante esta etapa, su estilo se caracterizó por el alargamiento exagerado de las figuras y una ejecución refinada.

En 1530, Parmigianino regresó a Parma, donde pasó el resto de su vida. Durante esta última década, se dedicó al encargo de pintar la bóveda y el ábside de Santa María de la Empalizada, aunque solo completó la primera parte de la decoración al fresco. También trabajó en la virgen del cuello largo, un cuadro de altar que quedó sin terminar y que actualmente se encuentra en la Galleria degli Uffizi en Florencia.

En 1539, Parmigianino huyó de Parma mientras estaba en libertad bajo fianza y se estableció en Casalmaggiore, donde realizó algunas de sus últimas obras, como la virgen con el niño, los santos esteban y juan bautista y un donante y lucrecia. Estas pinturas muestran una evolución en su estilo, con la aparición de figuras más salvajes y barbudas, lo que podría haber sido influencia de su obsesión por la alquimia, según cuenta Vasari.

El legado de Parmigianino en el Museo del Prado

El Museo del Prado en Madrid alberga una de las obras más importantes de Parmigianino, la sagrada familia con un ángel. Esta pintura, realizada en su etapa romana, muestra su habilidad para representar la belleza y la serenidad en las figuras religiosas.

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Además de esta obra, el Museo del Prado también cuenta con una amplia colección de pinturas renacentistas italianas, donde se pueden apreciar otras obras de Parmigianino y sus contemporáneos. Estas pinturas reflejan la influencia de su estilo único y su contribución a la pintura renacentista en Italia.

Parmigianino fue un destacado pintor renacentista italiano, cuyo estilo único y elegante dejó una marca en la historia del arte. Su talento precoz y su capacidad para capturar la belleza en sus retratos lo convirtieron en uno de los artistas más aclamados de su época. El Museo del Prado en Madrid es testigo de su legado, albergando algunas de sus obras más destacadas, como la sagrada familia con un ángel.

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