La Anunciación es uno de los temas recurrentes en la obra del famoso pintor El Greco. Este episodio de la vida de la Virgen María ha sido representado por él en diferentes momentos de su carrera, lo que nos permite apreciar su estilo y evolución a lo largo del tiempo. En el caso de la Anunciación, podemos comparar las obras realizadas durante su periodo italiano y español para observar cómo su estilo fue transformándose.
La ubicación de la Anunciación del Greco
La Anunciación del Greco se encuentra actualmente en el Museo Thyssen-Bornemisza, en Madrid. Esta pintura fue adquirida por Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza en 197Antes de llegar a este museo, la obra perteneció al príncipe Corsini en Florencia, luego pasó a la colección de Luigi Grassi en la misma ciudad. Posteriormente, se encontraba en Londres y luego en dos galerías, Trotti et Cie en París y Knoedler en Nueva York. Finalmente, regresó a Florencia en la colección de Alessandro Contini-Bonacossi antes de ser exhibida en Villa Favorita. Durante su estancia en esta colección, la obra participó por primera vez en una exposición en Roma en 1930.
La Anunciación del Greco en el contexto de su carrera
La Anunciación del Museo Thyssen-Bornemisza, datada alrededor de 1576, se considera una de las últimas versiones del tema realizadas por El Greco durante su estancia en Italia. Esta pintura se inspira en una pequeña Anunciación pintada en una de las alas del Tríptico de Módena, en lugar de las versiones conservadas en el Museo del Prado y en la colección Muñoz. Al comparar el Tríptico de Módena y la obra del Museo Thyssen-Bornemisza, podemos encontrar similitudes en varios detalles, como la posición y fisonomía de la Virgen, la forma del reclinatorio, las ropas del arcángel e incluso la colocación de los brazos y la pierna izquierda de María. En las obras del Museo del Prado y de la colección Muñoz, la Virgen mantiene el tronco casi recto, girando la cabeza hacia el ángel, y su pierna izquierda más pegada al pupitre. En cambio, El Greco elige una postura diagonal para la figura en el Tríptico de Módena y en la tela del Museo Thyssen-Bornemisza, marcada por el eje del cuerpo y la pierna, con la rodilla destacando entre las telas.
La Anunciación del Museo Thyssen-Bornemisza ha sido objeto de estudio por parte de críticos de arte como Venturi y Wethey. Venturi la dio a conocer a un importante sector de la crítica y Wethey la consideró como uno de los trabajos más gratos de la primera época del pintor. En esta obra, El Greco utiliza detalles y elementos específicos tomados de pintores italianos a los que estudió, como Tiziano, Tintoretto y Veronés. Sin embargo, estos préstamos se fusionan con maestría en sus propias telas, creando un resultado final personal y único.
El diablo prado: transformación extremaLa evolución de El Greco como pintor occidental
La Anunciación del Museo Thyssen-Bornemisza representa un paso más en la formación de El Greco como pintor occidental. En esta obra, ya no utiliza complicadas arquitecturas para crear el espacio, sino que se vale de elementos como el ajedrezado del suelo, el cortinaje rosa y la balaustrada para dar veracidad a la escena. El pintor ha evolucionado respecto a sus composiciones anteriores, como el Tríptico de Módena y la tabla del Museo del Prado, y se esfuerza en diferenciar las naturalezas de los personajes: la humana de la Virgen y la celeste del arcángel. Incluso el rompimiento de gloria en la zona superior tiene un desarrollo mayor que en las anunciaciones anteriores. Los escorzos de algunos de los ángeles que asoman entre las nubes son un presagio de lo que El Greco pintará en España.
La Anunciación del Greco en el Museo del Prado es una muestra de la habilidad y evolución artística del pintor. A través de esta obra, podemos apreciar cómo El Greco fue desarrollando su estilo personal y cómo se inspiró en otros pintores italianos para crear una composición única. La representación de la Anunciación en esta pintura muestra la maestría de El Greco en la creación de espacios y en la diferenciación de las naturalezas de los personajes. En definitiva, es una obra impresionante que merece ser admirada en persona en el Museo Thyssen-Bornemisza.
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